sábado, 30 de agosto de 2008

En su propio universo


deportes con pele
El venezolano Francisco Rodríguez representa el espíritu ganador de los Angelinos. Su paso récord hacia la marca de 57 juegos salvados lo colocan en una clase aparte
K-Rod es uno de los 14 hijos de la familia Rodríguez. Criado por sus abuelos luego que sus padres se separaran, terminó con sus tíos en un apartamento de dos habitaciones. Lo llamaban el Nene Fran. Él los veía jugar partidos en las calles y armó un guante con un cartón y una pelota con periódicos y cinta. "Era el niño sin zapatos", dice. "Y algunos días me preguntaba si comería". Cuando cumplió siete años, entró en una academia de béisbol en el sur de Caracas. Debía tomar siete autobuses para llegar a la práctica.
Rodríguez levanta su pierna izquierda hasta su barbilla, luego patea hacia la tercera base. Envía un latigazo hacia el plato, una tormenta de codos y tobillos, antes de caer hacia el lado del primera base. "Parece saltarte encima", dice el infielder de los Dodgers, Casey Blake. K-Rod encontró su forma en Venezuela, jugando chapitas -- con chapitas de botellas como pelotas y palos de escoba como bates -- en las calles de tierra de Caracas. Tenía tres años y medio la primera vez que jugó. "Lanzar me surgió de manera natural", dice. "Mi cuerpo estaba hecho para hacerlo. Todo lo que tenía estaba hecho para eso. Todo mi ser".

No hay comentarios: